
¡Bienaventurados los pacificadores!
“Hoy los cielos están en calma, las armas callan, las sirenas se han apagado y el sol sale sobre una tierra santa que por fin está en paz”
-Donald Trump, 2025
Los pasados 8 y 9 de octubre, Israel y Hamas discutieron sobre “la primera fase” del plan de alto al fuego presentado por Donald Trump. Un plan de 20 puntos con un marco más amplio de 5 fases para el desarme de Hamas y el retiro de tropas israelíes a una nueva línea divisoria en Gaza. Hoy lunes 13 de octubre Israel liberó a casi 2.000 presos palestinos, por su parte Hamás liberó a 20 rehenes que mantenía secuestrados desde el 7 de octubre de 2023. Trump se presenta ante la Knesset, suelta una diarrea por la paz, es ovacionado 22 veces por todo el parlamento y con lágrimas en los ojos, Netanyahu lo llama “el mejor amigo que ha tenido Israel”. Hamas afirma que el acuerdo es un “logro histórico” e incluso un alto mando político: Mahmoud Mardawi afirma que es resultado de la “firmeza del pueblo palestino”. El alto al fuego y el programa por la paz será discutido y firmado durante los siguientes meses en El Cairo pues Egipto, Qatar, Turquía y claro… Los Estados Unidos serán supervisores-mediadores por la paz. Trump concluye: “Todos serán tratados de manera justa […] es un GRAN día para el mundo árabe y musulmán, para Israel, todas las naciones vecinas y para los Estados Unidos de América.
¡Bienaventurados los pacificadores!”
He sido partícipe de los movimientos contra el genocidio de los palestinos, durante este tiempo me inundé de mensajes que enlazaban coordinación para acciones de “solidaridad con el pueblo palestino”. De pronto, hoy lunes, cesaron. Algo no podía estar bien….
Estos dos años y específicamente durante estos últimos meses las acciones en “solidaridad con el pueblo palestino” agruparon a millones de personas de todo el mundo. Miles en las calles de las metrópolis europeas, miles en las ciudades latinoamericanas, manifestaciones en Estados Unidos y parte de Asia y África. Revueltas esporádicas y reagrupación de grupos izquierdistas. Posicionamientos moralistas y humanistas de la pequeña burguesía “radicalizada”, agrupaciones llamando por la defensa de Hamas, banderas antifas y anticoloniales de nuevo tomaron las calles en respuesta a la brutal atrocidad que el Estado sionista perpetuaba impunemente ante ojos de todos, grabada en tiempo real.
El momento de emergencia exigía acción, el periodo extraordinario exigía soluciones “reales” (¿?) la gente salía de nuevo a las calles para parar el genocidio perpetrado por Israel, cobijado por múltiples Estados europeos, aplaudido por sus asquerosos esbirros en Latinoamérica, financiado y dirigido por Estados Unidos. Y cuando paró el bombardeo, ¡¡¡el alto al fuego lo logró Estados Unidos!!! Muchos camaradas preguntaban ¿Qué mierda significa esto?
¡Alto al Genocidio!
“En lo que toca al antifascismo, ya no cuentan para nada las consideraciones políticas. Este se da como tarea agrupar a todos aquellos que están amenazados por el fascismo en una especie de “sindicato de los amenazados”.
–El antifascismo, fórmula de confusión (Bilan, mayo de 1934)
Discutía con otras compañeras: “Hay una constante reagrupación de colectivos” “Sí, las acciones de combate callejero se vuelven a contagiar por todo el mundo”. Las manifestaciones por el alto al fuego o la denuncia del genocidio poco a poco comenzaron a tomar formas que nos eran familiares. Sin embargo, las posiciones políticas en los comunicados eran contradictorias. Desde el llamado de “la población civil” a sus respectivos gobiernos a denunciar el genocidio y cortar relaciones diplomáticas con Israel, pasando por posiciones que denunciaban la complicidad de occidente con los gobiernos “Fascistas-imperialistas-colonialistas” de Estados Unidos e Israel. Hay posiciones incluso militaristas-islamistas que llaman a no criticar el derecho a la “autodeterminación de los pueblos” refiriéndose con esto a justificar las acciones de Hamas o en su momento la respuesta del gobierno de los Ayatolá de Irán. Incluso al salir a las calles, cada que algún proletario tomaba el megáfono no sabía cómo caracterizar a los palestinos, y se replegaba en llamar al “pueblo palestino en general”. ¡Que confusión ideológica, mejor ya lánzale esa piedra al policía!
La masacre de la gente en Gaza es un terror real, es paralizante. Décadas de ataque tras ataque, con una magnitud brutal desde hace dos años. Hace tanto no veíamos una masacre de esa escala tan descarada e impune. Necesitábamos pararlo a como diera lugar. Al encontrarnos en las calles había un sentimiento de incertidumbre y desesperación. Furia e impotencia pues un pensamiento constante era que no se detendrá por ningún motivo. Aun así, parecía que la organización avanzaba, que las acciones globales por Palestina irrumpían en el escenario político, y los esfuerzos humanitarios comenzaron a crecer. Sin embargo, en este marco nadie habla de movimientos revolucionarios.
No hay tal, por lo tanto, las consignas navegan en aguas turbulentas, entre callejones sin salida, donde ya hemos naufragado. Hoy día el antifascismo/antisionismo agrupa constantemente a rebeldes en las calles. Los agrupa contra los cuerpos antinmigrantes ICE en California, los agrupa contra los partidarios de Milei y Buckele en Latinoamérica, contra el Sionismo. Los agrupa contra una avanzada de ultraderecha que es tan amplia y contradictoria que es difícil de caracterizar: reaccionaria y conservadora, nacionalista y libremercadista, oligarca y populista. Tal vez, es el momento para hacer una disección del cadáver reanimado de la ultraderecha. Lo preocupante es que, a pesar de sus contradicciones, todas las fuerzas reaccionarias cierran filas ante el genocidio, poniendo en marcha un plan de apropiación territorial militar con limpieza étnica incluida.
Al parecer, la izquierda y algunos grupos ultra- izquierdistas se reagrupan bajo ese mismo principio, el cierre de filas ante la guerra imperialista, contra el colonialismo israelí, ante el fascismo…
¿Farsa y tragedia?
“El problema no consiste entonces en afirmar: ¡el fascismo es una amenaza!, ¡levantemos un frente único del antifascismo y de los antifascistas!, sino, al contrario, determinar las posiciones en torno a las que podrá concentrarse el proletariado en su lucha contra el capitalismo”
– Bilan, N°7, mayo de 1934
¿Pero qué capitalismo en Palestina? La ocupación israelí en palestina ha generado en los últimos años un escenario particular que invisibiliza continuamente el circuito de acumulación de capital en la región. Las posiciones de nación malvada contra “el pueblo” bueno no hacen más que empeorar la neblina que recubre su materialidad. Recuerdo que, durante varias proyecciones de documentales sobre Palestina, compañeras apuntaban sobre la presencia de personas de distintas regiones, como los trabajadores del campo tailandeses, los soldados rasos somalíes en la milicia israelí, inmigrantes checos y camboyanos. En territorio ocupado, Israel introduce desde los 90s trabajadores del sudeste asiático. En el campo, a las afueras de territorio gazatí y en Cisjordania, unos 149.000 extranjeros trabajan en territorio ocupado, tanto legal como ilegalmente, según la Autoridad de Población e Inmigración de Israel. Esto es una estrategia continua para “despalestinizar” el trabajo asalariado tanto en Cisjordania como en Gaza.
Los proletarios gazatíes han sido orillados a ser una población excedente en los límites del circuito de acumulación israelita[1]. En Gaza el proletariado usa moneda de Israel y consumen mercancías de Israel, su condición de trabajadores asalariados la mantienen en trabajos de reproducción de capital, pequeños comercios y servicios. Esta estrategia del sionismo los convierte en una población proletaria de supernumerarios prescindible para Israel que usa Gaza como campo de prueba de tecnología, táctico- militar. Esta tecnología y este saber hacer militar es empaquetado y exportado a sus principales aliados comerciales, con la garantía de haber sido probada contra la población gazatí. Por su parte las proletarias en Cisjordania trabajan en hotelería, el campo, la construcción, etc. La gran mayoría teniendo que ingresar a territorio controlado por Israel de manera legal o ilegal para ganar sueldos mínimos. El sector campesino continuamente atacado por colonos israelíes también es subsumido dentro del cuerpo mercantil israelí.[2]
Por su parte, la burguesía palestina que pudo enriquecerse durante el siglo XX en los primeros años de la ocupación inglesa y después sionista, hoy prefiere invertir sus capitales al margen del territorio ocupado por Israel. Familias de banqueros en Beirut y Jordania. Empresarios exitosos en Arabia Saudita, que vinculan su crecimiento económico al crecimiento de las potencias en el Golfo, no en territorio palestino. Lo poco de capital que queda en Palestina (“de origen palestino”) es supervisado en ultima instancia por Israel haciendo de la burguesía palestina en ese territorio tributaria, dispersa, no cohesionada como clase.[3]
Cabe destacar que no es esta burguesía la que se sienta a la mesa de negociación por los destinos del proletariado en Palestina. Después de los acuerdos de Oslo (1993-1995) la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) compuesta por distintas organizaciones[4], abandonan la lucha de liberación nacional y negocian con el Estado Sionista un reconocimiento de los dos “Estados” convirtiendo a la dirigencia de estas organizaciones en la Autoridad Palestina, un “gobierno provisional” que estaría a cargo de la gestión y control dentro de Gaza y Cisjordania. Estos nuevos intermediarios entre Israel y el proletariado palestino fueron cuestionados a lo largo de estas décadas tanto por movimientos autónomos de la clase, como por los nuevos aspirantes a burguesía nacional, pero bajo la ley islámica de la sharia, esto es Hamas[5]…
Hacer una genealogía de las acciones que han llevado a la autonomía proletaria a claudicar ante organizaciones islámicas-militares arroja luz en cuanto a las limitaciones históricas de nuestra clase, también arroja luz sobre las nuevas pretensiones de Hamas. Es un constante error del análisis revolucionario querer ver autonomía proletaria donde no la hay, ante la barbarie actual, tal vez es entendible. También es un error el dogmatismo de querer moldear la acción real del proletariado a estándares “teóricos”, abandonando la lucha en las calles por la “crítica” fría y cómoda cuando la acción proletaria no se ajusta a sus moldes ideológicos. Hoy día es visible la añoranza a que la organización tienda puentes internacionales. Sin embargo, a partir de saber con qué y quienes contamos y con qué no, es que se comenzará a hablar de nuevo en términos de, motín, revuelta y revolución.
¡Alto a la Paz!
“La vida social es, en esencia, práctica. Todos los misterios que descarrían la teoría hacia el misticismo, encuentran su solución racional en la práctica humana y en la comprensión de esa práctica.”
-Tesis 8, Karl Marx. Tesis sobre Feuerbach
El primer paso para constituir un movimiento revolucionario, dirían los situacionistas, es reconocer la inexistencia de ese movimiento revolucionario. Con esto no pretendemos negar que las batallas libradas no conduzcan a la clarificación. La presión de las movilizaciones a lo largo de estos dos años fueron in crescendo. Fueron las huelgas en España e Italia, la presión de las movilizaciones en Estados Unidos y Latinoamérica, fueron las acciones de las proletarias en Yakarta, Seúl y Tokio lo que forzó las negociaciones por “la paz”. La burguesía occidental se puede dar el lujo de una guerra prolongada de dos años, pues es una estrategia continua del capitalismo para sanar la continua desvalorización del capital, arrasar con infraestructura y moldear territorios que se ajusten al nuevo modelo de valorización. Esta estrategia sólo será interrumpida con la acción conjunta internacional ¿Cómo? Los Estibadores Genoveses nos dieron una pista durante este proceso: Amenazaron con bloquear los puertos italianos para provocar el desabasto de armamento israelí. ¿Dónde se producen esas armas? ¿Cómo se transportan? Todo nodo de producción y circulación tiene que ponerse en jaque durante las revueltas.
Las barricadas, el saqueo y el enfrentamiento con la policía fue una táctica común en el periodo convulso 2008-2018, es necesario hablar de ello, ¿cuáles fueron sus alcances?, ¿Cuáles fueron sus límites? Una táctica revolucionaria sólo es útil en tanto es expresión de la insurrección autónoma del proletariado, desprovisto de ello es solo un cascarón vacío que puede ir a la cola de procesos contrarrevolucionarios o secuestrado fácilmente por la contrarrevolución. Querámoslo o no esta década de insurrección mundial fue detenida por la pausa mundial de la pandemia, es ahora a los albores de una reagrupación global que debemos discutir cuáles fueron nuestros límites históricos. ¡Ese balance es para hoy!
La presión internacional ha interrumpido el genocidio, por ahora. Pero también ha validado a Hamas como interlocutor del destino de los palestinos, justo cuando los mismos proletarios cuestionaban y atacaban su liderazgo. Justo cuando cientos de israelitas desertaban o se negaban a participar en el genocidio. Es necesario seguir con la presión en las calles, ningún Estado abogará por nuestros intereses. También es imperativo la discusión entre camaradas para afilar el rumbo organizativo. Dirían por ahí: el reagrupamiento y la unificación sólo será a partir de intercambios, más o menos fraternos. Tengamos nervios de acero para lo que se avecina.
Las posiciones ideológicas serán depuradas en el campo de batalla, pero tengamos en cuenta que las tácticas revolucionarias también serán depuradas en el debate teórico. Hay toda una nueva generación de proletarios en las calles, las camaradas en Nepal muestran la fuerza de una generación que se daba por perdida en la nueva maraña de revalorización capitalista. NO lo están, tejamos puentes generacionales. Cualquier fracción del proletariado puede ser la chispa que necesitamos, hoy más que nunca la insurrección mundial es una posibilidad.
El destino de los palestinos no está escrito, está siendo atacado aun, incluso por el teatro macabro que montó Estados Unidos, Israel y Hamas. El capital es la condición mundial social de toda existencia en el planeta, pero esto mismo abre la posibilidad de que el combate local sea la antesala del combate global.
¡Las batallas libradas contra el capitalismo son las batallas libradas por el proletariado palestino! ¡Alto al genocidio, alto a su paz!
Cap. Nemo – Octubre 2025
NOTAS
[1] Uno de los balances mejor aterrizados que he leído estos últimos años es el de Emilio Minassain contenido en la edición de los camaradas chilenos Cf. Antagonismos actuales: división y composición de clases en Gaza Dos conversaciones con Emilio Minassian, Mapas y Huellas / Pensamiento & Ba talla / Biblioteca Autónoma Laín Díez 1ª Edición, 2025. Santiago, Chile.75p.
[2] Cf. Sara Roy.Washington, The Gaza Strip: The Political Economy of De-development, 3rd ed., DC: Institute for Palestine Studies, 2016. 616 p.
[3] Cf. Pamela Ann Smith, Palestine and the Palestinians, 1876–1983 (New York: St. Martin’s Press, 1984). También existe la burguesía palestina exiliada en distintas partes de América Latina, por ejemplo en Chile, de mayoría cristianos conservadores, algunos llegaron a colaborar con el régimen de Pinochet.
[4] Las organizaciones que formaban la OLP eran: Partido Popular Palestino (PPP)
Frente por la Liberación Árabe (FLA) Frente por la Lucha Popular Palestina (FLPP)
Frente Árabe Palestino (FAP) Frente por la Liberación de Palestina (FLP) C.f.Sophie Vidal Martins, La patria usurpada, México:Nuestro Tiempo, 1992, 181p. V.t. Jean-Pierre Filiu. The Origins of Hamas: Militant Legacy or Israeli Tool?. Journal of Palestine Studies, 2012
[5] Hamás tiene su origen en un quiebre generacional con los Hermanos Musulmanes a raíz de su participación en la primera Intifada. Las revueltas proletarias rebasaron tanto a las dirigencias nacionalistas de la OLP como Islamistas, tal es el caso de la formación de Hamás en 1987. Nunca formaron parte del frente nacionalista y continuamente atacaron a las organizaciones nacionalistas y han tenido desde su formación posturas abiertamente anticomunistas. En 2007 al arrebatar el control político en la región, Hamás toma control real de la gestión de recursos y de los habitantes en Gaza y Cisjordania, se convierte en el interlocutor con Israel, es un Estado sin territorio, un gestor de trabajo humano. Los intereses que personifican son los de esa aspiración a convertirse en un Estado y administrar la producción, no los intereses de la resistencia o de la autonomía proletaria. Israel los utiliza en cuanto son útiles para restar fuerza a lo que podría ser una organización real del proletariado y cuando no, es usado para justificar el genocidio. Óp. Cit. Jean-Pierre Filiu. The Origins of Hamas: Militant Legacy or Israeli Tool?. C.f. Shaul Mishal and Avraham Sela, The Palestinian Hamas (New York: Columbia University Press, 2000) C.f Antagonismos actuales: división y composición de clases en Gaza
Bibliografía mínima
-Antagonismos actuales: división y composición de clases en Gaza Dos conversaciones con Emilio Minassian, Mapas y Huellas / Pensamiento & Ba talla / Biblioteca Autónoma Laín Díez 1ª Edición, 2025. Santiago, Chile.75p.
-Endnotes & Megaphone , LAS ACAMPADAS POR GAZA Materiales para la subversión social Folleto 1ª Edición, junio 2024. Santiago, Chile.
-Jean-Pierre Filiu. The Origins of Hamas: Militant Legacy or Israeli Tool?. Journal of Palestine Studies, 2012
-Pamela Ann Smith, Palestine and the Palestinians, 1876–1983 (New York: St. Martin’s Press, 1984).
-Sara Roy.Washington, The Gaza Strip: The Political Economy of De-development, 3rd ed., DC: Institute for Palestine Studies, 2016. 616 p.
–Shaul Mishal and Avraham Sela, The Palestinian Hamas (New York: Columbia University Press, 2000)
-Shlomo Sand, La invención del pueblo judío, Ediciones Akal,2011, Cuestiones de antagonismo, 352 p.
–Sophie Vidal Martins, La patria usurpada, México:Nuestro Tiempo, 1992, 181p.
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